lunes, 25 de abril de 2011

PASA LA VIDA, CAPITULO 7

Observaba el coche con cierto temor.                               
Las llaves estaban en su mano. Respiraba agitadamente.
Lucía llegó corriendo:
-Raquel, te llaman por teléfono, es Fernando.
Estuvieron un rato hablando por teléfono. Fernando se disculpaba por su arrebato:
-Es que venías como una moto y de repente me hechas a patadas.
-Lo siento, es…
-¿Nos vemos luego y hablamos?
-Vale, pero yo…
-Tranquila. Puedo esperar, no tengo prisa para “eso”. Te quiero.
-Y yo a ti.
Con una sonrisa, salió de nuevo.
-¿Nos paseamos? – preguntó su hermana.
-No… no.
-Venga, papá no se va a enterar. Tenemos la mañana libre, vamos de compras.
Con una pícara sonrisa, Raquel abrió el coche, se subieron en él y salieron del aparcamiento.
Pasearon por la ciudad, se internaron en el centro, se cruzaron con varios coches patrulla, pero Raquel no se puso nerviosa, conducía como si tuviera mucha experiencia.
-¿Vamos a la autovía? Allí podemos correr- instó Lucía.
-Se verán los kilómetros.
-Anda, papá sólo le mete caña cuando va solo. Quiero volar… si no tienes miedo, claro.
-No lo tengo, vamos a la autovía.
Desde el principio, pisó fuerte el acelerador.
Estaba a la derecha del carril, un automóvil les estorbaba. Pasaron a la izquierda, le adelantaron y volvieron a la derecha.
Lucía llevaba la música a tope, alucinaban las dos.

Unos chicos, con un potente coche, se situaron al lado.
Pronto empezaron las sonrisas y el quién puede más.
Los chicos les pasaron. Otro coche llegó a su altura.
-Vamos a darles lo suyo a esos tres.- comentó Raquel.
Ellos se pusieron en el mismo carril, se burlaban.
Raquel pasó a la izquierda y les adelantó.
Los chicos volvieron a igualarlas.
Quiso pasarles, pisaba a fondo, cuando otro coche por delante, hizo un adelantamiento improvisado, pasando a un camión.
Los chicos frenaron, intentando no chocar con el camión.
A ellas no les quedó hueco.
Raquel frenaba apuradamente.
Se giró a la izquierda, intentando no embestir al de delante, pero si embistió la valla de protección.
Los chirridos de la chapa, se le clavaron a la mayor en el alma.
Frenaron contra un tope de la valla. Que se incrustó en el morro. El capó, levantado y arrugado, empezó a echar un vapor muy fuerte.
Raquel vio muy cerca suyo el volante, giró la cabeza y el airbag contribuyó a que rompiera el cristal de su ventanilla.
Lucía ponía las manos en el salpicadero cuando fue empujada por la seguridad del auto hacia su asiento.

2 comentarios:

  1. Que interesante se ha quedado, ¿estaran bien las dos chicas? ¿que le dira el padre a Raquel? publica pronto! un beso

    ResponderEliminar