jueves, 12 de abril de 2012

EN EL BARRIO. - EL TONTO

Siempre tiene una palabra amable para todo el mundo, siempre está dispuesto para la broma. Y aunque sus palabras no son claras, pues nunca ha tenido un logopeda, ni nadie que se moleste en enseñarle, él siempre, a su media lengua, como los niños pequeños, le pone una sonrisa.
Pero no todos son amables con él, no todas las bromas que recibe arrancan una sonrisa simpática, pues en el barrio, de donde es conocido de todos, también son conocidos los “gamberros” de cada generación, donde para ellos, una broma, es orinarle encima, o dejarle desnudo en mitad del parque, y esto suele ser lo habitual, pero no lo peor.
No sabe defenderse, el mundo para él, es de color rosa, aunque a veces le apaguen la luz.
Hay uno en cada barrio, en cada pueblo, y aunque nos cueste creerlo, también en cada casa. Porque no todos hablan a media lengua o arrastran los pies, los hay que tienen coche, familia, hijos, y van por la vida de “personas normales”, a todos ellos, que en su día, también le orinaron encima, o para reírse, le enseñaron las tetas, a ver su reacción, a todos ellos, les digo, no tenéis ni idea, a aquellos que calificamos de “tontos”, no nos damos cuenta, pero esos también nos califican igual a nosotros. Y sinceramente, ellos lo dicen con más razón.

5 comentarios:

  1. Que razón llevas en todo...
    Perico se llama el de mi barrio...
    ¿Y el del tuyo?

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  2. todos tenemos uno en el barrio, yo le llamo "hermoso", y lo digo de corazón. un beso

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  3. Es triste que las personas "normales" crean estar por encima de alguien.
    En mi barrio también había uno, su nombre era el todos lo que formábamos su estela.

    Un beso

    Ángela

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  4. Hola guapa!, feliz día del libro!, muak!

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  5. ¡Hola Eileen!
    También tenía en mi antiguo barrio al "viejo Matías" Había perdido la razón por una desgracia familiar. Había quedado en la ruina, en la calle. Solía sentarse en la estación de trenes de Paso del Rey y quería hablar con todo el mundo. A veces acunaba en sus brazos un bolso como si fuera un niño. Triste historia, porque una vez que subío el río, se quedó dormido bajo un puente y se ahogó. También era un imcomprendido. Nadie otorgaba un minuto de su preciado tiempo para hablar con él, que en definitiva era lo que él más quería.
    Muy bueno tu relato. Me ha recordado parte de mi adolescencia.
    Un beso cariño.

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