jueves, 10 de noviembre de 2011

PASA LA VIDA, CAPITULO 15

Se casaban a las cinco.                                                    
Eran las doce. Y Raquel esperaba impaciente en la verja, por si aparecían.
No había recibido ninguna noticia, nadie le había dicho nada, ni se habían puesto en contacto con ella para nada.
Después de las tres, se sentó en el suelo. En una bolsa, tenía un traje preparado.
Estuvo en la verja hasta pasadas las seis de la tarde.
Aun se resistía a creer que había sido olvidada.
No podía imaginar que su padre pudiera hacerle más daño, pero se lo estaba haciendo, no podía alcanzar a imaginar cuánto.
A las siete, con lágrimas en los ojos, se fue a su habitación, donde destruyó por completo el traje.
Isabel llegó sobre las ocho, la encontró llorando con desespero.
-Cálmate. Mañana iremos tú y yo a visitar el pueblo.
-Estoy presa.
-Sólo saldremos a comer.
-No tendré apetito.
-Sí lo tendrás. Basta ya de consumirte.
-Ni siquiera… ha pensando en mí.
Isabel resopló.
-Tu padre tiene unos motivos que no entiendes tú.
-Por un maldito coche…
-Es por todo. Según me contaba, no había manera de hacerte ver que no puedes ser tan rebelde, causarle tantos problemas y quebraderos de cabeza. Él fue educado en el respeto máximo al padre, y tú nunca has obedecido en nada.
-Cuando mamá estaba enferma, sé que lo pasó muy mal. Yo… quería estar con mi madre, pero no me dejaba, me echaba de la habitación.
-Tu madre estaba muy mal, no quería que la vieras así…
-Pero yo necesitaba verla, despedirme de ella. Decirle que la quería. Pero papá, siempre me mandaba algo. Yo solo quería estar con ella, sabía que no era bueno, que iba a morir. En el funeral, todo el tiempo estuvo atendiendo a Lucía. Necesitaba un abrazo de consuelo que no me dio. Me sentía muy sola. Dijo que yo era fuerte, y no lo era. Me rechazó, me dio de lado y para lo único que me hablaba, era para reñirme, pero aun así, al menos me hablaba. Ya no, ni eso. El me ha encerrado aquí, como si me enterrara. Ahora soy yo la que no quiere saber nada de él, está tan muerto para mí, como yo lo estoy para él.
-No, Raquel, hizo un trato con el juez. Ha sido un poco duro, es cierto, pero te llevaban a un correccional, allí sólo hay delincuentes. Saldrías antes, es cierto, pero a saber de qué manera. Aquí estas mejor, y puedes salir con tus estudios.
-No tía, me ha olvidado.
-Pobre Raquel. Entiende su postura. Perdió a su mujer. Ha estado muy solo. Tú eres la mayor, esperaba algo más de ti, sin darse cuenta que sólo eres una niña. Te queda poco tiempo aquí. Cuando vuelvas a casa, habrá otra mujer y todo será distinto.
-No puede perdonarme. Ni siquiera me ha llamado una vez.
-Eso sí se lo recrimino. Poco a poco, irán calmándose las cosas.
Raquel, se secó las lágrimas.
-Si no puedo salir. ¿Qué pasa con mañana?
-Que haremos trampas.
Al ver la expresión pícara de su tía, se echó a reír.

2 comentarios:

  1. Hola!!! Soy socia del Club de las Escritoras como tú, he decidido seguir a tooodas las socias, porque me parece una idea fnatástica para conoceros y ver las maravillas que hacéis en vuestros Blogs, así que te sigo y espero que tu también te pases y te quedes por:

    Adolescentealos28.blogspot.com

    (Como a algunas ya os seguía y a otras no, para no saltarme a nadie este mensaje os lo dejo a todas :))

    Bss de color Violeta...

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  2. Hola :) Sigo tu blog, formo parte del Club de las Escritoras, por el momento voy siguiendo a todas, con más calma empezaré a leer tus historias. Me interesan mucho.

    :)

    Te dejo mi blog: http://metalheadshinoda.blogspot.com/

    Hasta pronto :)

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