jueves, 22 de marzo de 2012

HISTORIAS

QUITA, BICHO



Cada día igual, cada vez que pasaba cerca de él, siempre hacía y decía lo mismo:
-¡Quita, bicho!
Eran vecinos del mismo barrio, tenían casi la misma edad, habían ido al mismo colegio, y cada vez que se cruzaban, él, con una mueca de desprecio, la miraba, torciendo el gesto.
Y cuando crecieron, él se compró un coche viejo, de esos que lo va arreglando, “tunning” o algo así le llamaba, con colores chillones, luces en los bajos, y hacía sonar el claxon con la canción de “la cucaracha”. Y siempre, siempre, lo hacía sonar cada vez que ella pasaba por su lado.
Y cogió la nueva costumbre, cuando cruzaba por el aparcamiento, daba igual la hora, el día, que siempre, a mitad de camino, aparecía él, muy rápido, acercándose hasta que ella daba un salto y se apartaba, entonces, frenaba estrepitosamente, diciendo aquello de:
-¡Quita, bicho!
Y se reía un día con otro. Cuando llevaba la compra, se le caía todo al suelo.
Y los días de lluvia, ¡Cómo los disfrutaba él!, la última vez, al saltar, ella cayó en un charco, y para colmo, al frenar, levantó una capa de agua que le vino toda encima de ella.
Y para colmo, tocaba el claxon.
Ella, furiosa y empapada, se acercó, dispuesta a cantarle las cuarenta.
- ¿Por qué no tienes un poquito más de respeto por los demás? –le espetó, intentando hacerle ver su actitud inmadura, irrespetuosa y mal intencionada.
-¿Los demás? –dijo burlón- Yo no veo a nadie mas que un bicho.
-Me has estropeado la ropa y los zapatos.
-¿Sí? Encima te he hecho un favor. Anda, lárgate de aquí, antes de que alguien me vea y crea que hablo con insectos.
Volvió a su coche, ella se plantó delante de él, indignada como estaba, con los brazos en jarras.
Con una sonrisa, tirando por la ventanilla la punta del canuto, pisó el acelerador.
Ella no se movió, y él soltó el freno.
Fue un golpe leve, le estuvieron doliendo varios días las rodillas. Pero no le rompió nada, y apenas sí sangró.
No lo denunció, por supuesto, la última vez que alguien lo había puesto en evidencia, salió peor parado. Así que aguantó el dolor día tras día.
Pero no saltaba cuando él llegaba. Y ahora, la nueva costumbre, era rozarla ligeramente, casi siempre la tiraba al suelo, y siempre le lanzaba la punta del porro con esa maliciosa y estúpida sonrisa torcida.

Pero ese día, indignada y furiosa, cuando la arrojó de nuevo al suelo, ella no se levantó.
Él hizo sonar el claxon repetidas veces y no veía su cabeza aparecer. Ni la oía quejarse. Un sudor frío empezó a recorrerle el cuerpo, mirando alrededor, por si alguien lo había visto. No había nadie por allí, era de noche, cerrada y oscura noche de invierno. La había distinguido por su ridículo gorro de colorines a juego con sus guantes.
Así que tomó una linterna, para ver los daños, dejó la puerta abierta y salió.
Para su sorpresa, ella no estaba ni delante ni debajo del vehículo, como esperaba. No estaba por ninguna parte.
De repente, oyó el acelerador del coche, él estaba a sólo unos pasos, pero no le dio ni tiempo de apartarse, cuando su estúpido claxon sonó y su fantástico “buga tuneado” se le vino encima a la velocidad del rayo.
Lo lanzó a un par de metros, se quedó tendido en el asfalto boca arriba, mientras empezaba a llover. Por lo que ella veía a simple vista, tenía una pierna rota y le salía un poco de sangre por la nariz.
Mirándolo con desprecio, dijo, casi escupiéndolo:
-¡Quita, bicho!


4 comentarios:

  1. jajaja maravillo final.

    Qué buenas las venganzas bien merecidas.

    Un beso guapa.

    Ángela

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    Respuestas
    1. gracias, guapa, me alegro que te haya gustado, a ver si las siguientes tambien te ríes, que para eso estan, para reír, viendo que no son tan imposibles...

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    2. Cada cosa tiene una importancia particular, global, o única. No importa que te lea uno persona, cinco o mil. Escribes para ti antes que cualquier cosa. No lo olvides, las letras que escribes son ya de todos.

      Otro beso, Ángela

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  2. Me gusta todo lo que hay en tu blog, pero sobretodo el apartado de historias, son todas tan....reales...casi puedo tocar lo que dices
    Un saludo

    Carolina

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