lunes, 21 de marzo de 2011

PASA LA VIDA. CAPITULO 1

Raquel y Lucía, dos hermanas.
Se llevaban casi tres años de diferencia.
Vivian en un bonito chalet a las afueras. Sus padres triunfaban en el trabajo y eran una familia bien avenida.
Alfonso era socio en una empresa de distribución. Blanca, publicista. La vida les sonreía, todo iba muy bien.
Las niñas crecían sanas y fuertes…
Cuando Raquel cumplía ocho años y Lucía cinco, a Blanca, le fue detectado un cáncer de mama.
Fue un duro golpe para la familia. Alfonso se hundió moralmente. Pero aguantó con entereza durante dos años, el infierno que duró su enfermedad.
Cuando Lucía lloraba, mandaba a Raquel a consolarla.
La hizo adulta de golpe, sin darse cuenta que aún era muy niña. Pero, al ser la mayor, tenía más conciencia de todo, se daba cuenta de todo y veía el sufrimiento en sus progenitores.
Aguantaba todo lo que veía. Lucía no lo comprendía, y Alfonso, al verla más frágil, se volcó en ella, manteniéndola entre algodones.
Dos largos e insufribles años, viendo a su esposa que se le iba la vida sin poder hacer nada por ella.
La madre de Alfonso se ocupó del cuidado de las niñas, un año antes del entierro
Lucía era buena y dócil. Raquel, traviesa y rebelde.
Poco a poco, mientras Raquel creaba un abismo entre su padre y ella, Lucía estaba más unida a él.
Y la abuela, todo lo malo que pasaba, todos los accidentes domésticos, todas las travesuras, se las hacía pagar a Raquel, Alfonso la castigaba una y otra vez.
Durante cuatro años, aquello fue para la niña otro pequeño infierno.
Después, la abuela también se marchó.
Y Alfonso contrató una niñera tras otra.
Todas se marchaban por lo mismo.
Les daba pena la pequeña Lucía, pero no soportaban a Raquel y sus travesuras
Tan solo una le dijo a Alfonso:
-Su hija se siente sola, no recibe cariño. Sólo quiere llamar la atención. Su atención.
Pero también se marchó.
Alfonso, cansado de tanta niñera de ida y vuelta, amenazó seriamente con internar a Raquel si se marchaba otra cuidadora.
Y la siguiente, fue Celia. Mujer tranquila y serena, ya mayor, que pareció entenderse bien con la niña.
Y ya llevaba tres años con ellas. No tenía intención de marcharse, Raquel la respetaba, si tenía dudas o problemas, generalmente, los consultaba con ella, la única persona que se había parado a escucharla.
Y Alfonso, continuaba teniendo el centro de su vida en su trabajo.
Eran largos días los que pasaba fuera de casa, y al no tener quejas, respiró tranquilo esos tres años.

***


Raquel cumplía los diecisiete años. Una edad difícil.
Dos meses antes, Lucía había cumplido los catorce.
Se había celebrado una fiesta en casa. Alfonso había salido a tiempo del trabajo y lo celebró con ella.
Pero ese día, Lucía fue quien compró una pequeña tarta.
Raquel celebró su cumpleaños con su hermana y con Celia. Sin fiesta, sin gorritos ni confetis, sin regalos ni risas.
El castigo aún le duraba.
El año anterior, le había regalado una motocicleta.
Mejor dicho, su padre le dijo que escogiera su regalo, y ella compró la motocicleta. Cuando Alfonso la vio, su enfado fue mayúsculo.
Pero poco a poco, aceptó, sólo para que no fuera de “paquete” en ninguna otra.
Y justo un mes antes, se cruza con un coche, teniendo un accidente.
A ella le escayolaron una pierna, y la moto se la llevó su padre a un desguace.
Ante tal actitud, se dijeron de todo. Alfonso la castigó sin celebraciones en su cumpleaños.
-Feliz cumpleaños, sólo te queda uno para ser mayor de edad- dijo su hermana
-Gracias, Lucía, y gracias, Celia.
-Pide un deseo antes de apagar la vela
-¿Para qué? Siempre pido lo mismo y nunca se cumple.
-Pídelo otra vez.
Sopló. La vela se apagó. Comieron entre risas un poco de tarta. Estuvieron charlando hasta las diez de la noche.
-Papa llega tarde últimamente- comentó Lucía, ya a solas en la sala.
-Tendrá por ahí alguna mujerzuela.
-No digas eso, tiene derecho a ser feliz.
-Ya. Yo lo prefiero, cuanto menos pasa en casa, menos me castiga.
A las doce, oyó su coche.
Lucía se había acostado un rato antes, Raquel permanecía en la sala.
Al ver la luz encendida, Alfonso se acercó:
-¿Qué haces levantada a estas horas?- preguntó.
-Estoy en mi cuarto. No puedo subir las escaleras. ¿Quieres un trozo de pastel?
-¿No tienes deberes por hacer?
-No, papá, no tengo que estudiar
-Me ha llamado el director del instituto. Te ha traído tu hermana un montón de tareas y aún no se las has entregado.
-¿Tareas? No tenía noticia de…
-¡Basta! Quiero ver todos los días los deberes que te manden. Bastante con que tus profesores se molestan en prepararlo todo para que no pierdas el curso.
-Olvidé dárselos a Lucía esta mañana, pero está todo terminado. Si quieres verlo, lo ha dejado en la entrada. Si no quieres nada más, voy a dormir.
-¿Por qué no te instalas en la habitación de abajo?
-No me gusta, ésa no.
Alfonso entendía. Su esposa, los últimos meses, se había instalado ahí, y ahí había muerto.
-Buenas noches, hija.
-Buenas noches, papá, gracias por tu felicitación.
-¿Eh?
¿Pastel? ¿Felicitación?
-Lo siento, Raquel, feliz cumpleaños.
-Gracias, papá. ¡Qué bien que te hayas acordado! Me ha emocionado tu regalo y que vinieras pronto para estar conmigo.
-Ya te he dicho que lo siento. Ha sido un día muy duro. Mañana saldremos a cenar y lo celebraremos a lo grande. Te había encargado unas flores, pero no he tenido tiempo de recogerlas.
-No te preocupes. Y no hace falta que reserves mesa. Mañana no es mi cumpleaños.
-Trabajo muy duro para que no os falte de nada. A veces me olvido de cosas, lo siento.
-Sí, pero a veces me falta sólo una simple pregunta. ¿Cómo estás, Raquel? ¿Te duele la pierna? O esperar todo el día a que llegues para que me ignores. Como si ya no fuese tu hija. ¿Sigo siendo tu hija?
-Desde luego. Sí que estás sensible. Si te duele la pierna, vamos ahora mismo al médico.
-No te molestes. Hay heridas que un médico no puede sanar. Buenas noches. Si no te importa, cierra la puerta al salir.
Alfonso se quedó parado. Raquel ya no gritaba, no lloraba ni pataleaba. Simplemente, pasaba.

***

3 comentarios:

  1. gracias, eres fantastica, estoy enganchada a la historia de gonzalo. ¿Donde está realmente su padre? estoy intrigadisima.

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  2. Yo también te sigo, ánimo, y espero que te vaya bien, a ti y a nosotras! jejeje
    Saludos!!!

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